Se ha apagado el corazón de Extremoduro
Se ha ido. Aún lo estoy asimilando. La noticia me ha golpeado como una de esas canciones de Extremoduro que te entra por la nuca y te deja sin aliento. Roberto Iniesta , el puto Robe, el poeta sucio, el que le puso letra a la vida que va por el arcén, ya no está. Y c on él se va un pedazo inmenso del rock en español . Para los que crecimos con el rock nacional , Robe no era solo un músico. Era una biblia mal encuadernada, un manual de instrucciones para vivir jodidamente libre, o al menos para intentarlo. El legado de Extremoduro es precisamente eso: la ruptura absoluta . Hoy, el cine y la música tienen miedo de decir las cosas por su nombre. Todo es suave, pulido, diseñado para no molestar. Pero Robe venía de otra escuela. Él cantaba a la mierda, a la rabia, al amor desgarrado, a las drogas y a la belleza que solo se encuentra cuando miras el mundo con los ojos bien abiertos y sin anestesia. Sus letras eran un golpe en la mesa contra lo políticamente correcto mucho antes de que ...